Normalmente, cuando nos preguntan qué entendemos por una arquitectura de alta disponibilidad, nosotros tenemos diferentes respuestas. Generalmente la disponibilidad se refiere al porcentaje de tiempo de un sistema o aplicación la cual está funcionando correctamente. Ésta definición es muy simple porque la alta disponibilidad tiene en cuenta criterios como duración, frecuencia o el impacto cuando algo falla. El objetivo general de la alta disponibilidad es hacer un sistema tolerantes a fallas. Para medir la disponibilidad lo hacemos en 3 componentes generales:
1. El número de fallas y de mantenimientos que ocurren en un sistema en un periodo de tiempo.
2. La robustez: es el grado de protección de un sistema o aplicación ante un evento de falla del sistema, permitiéndole continuar disponible cuando se presenta la falla.
3. La recuperación: es la velocidad en tiempo que se demora un sistema o aplicación para retornar a su estado normal después de que a ocurrido un fallo.
Los sistemas o aplicaciones que necesitan una solución de alta disponibilidad generalmente se categorizan en:
Misión critica: los fallos en este tipo de categoría impactan la rentabilidad de los negocios, sus procesos o los consumidores. Un ejemplo común es cuando fallan las aplicaciones financieras, servicios de mensajería , el sistema de correo, entre otros.
Negocios críticos: son fallas invisibles a los clientes pero que impactan significativamente el desempeño y la eficiencia de las empresas. Como ejemplos tenemos el el sistema ERP, el sistema de cobranza y de proveedores.
Tareas criticas: este tipo de fallas generalmente afecta al usuario final. Como ejemplo tenemos los servicios de impresión, fallos en el acceso a la red, entre otros.
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